lunes, 4 de octubre de 2010

Bimbo inventa el pan


El Tigretón, fabricado desde hace más de 30 años y vendido por decenas de millones de unidades, contiene 36 ingredientes. Algunos son fáciles de entender: azúcar, harina de trigo, pulpa de albaricoque, cacao en polvo desgrasado, huevo, leche descremada en polvo, sal, mermelada de albaricoque, aroma de licor, chocolate y vainilla.

Con todo eso se puede tener un buen pastelillo, pero hay otros elementos en la receta más difíciles de asimilar: aceite y grasa vegetal parcialmente hidrogenada, jarabe de glucosa y fructosa, gasificantes (E-450ii, E-500ii), estabilizantes (E-412, E-410, E-407, E-1442, E-1422), conservantes (E-200, E-202), emulsionantes (E-322, E-436) colorantes (color caramelo, E-124), vitaminas (A, B1, B2, B6, B12, D3, B9), maltodextrina, sales minerales (carbonato cálcico, pirofosfato férrico), correctores de acidez (E-334, E-330), según la web oficial de Bimbo.

El Tigretón es un caso extremo. En realidad, el pan de molde blanco corriente de Bimbo sólo tiene 14 ingredientes y trazas de otros tres. Por esta razón, es un gran paso adelante el pan Natural 100% de la misma firma, ya que sólo contiene, según la publicidad, harina, levadura, aceite de oliva y sal. (cuatro ingedientes). De manera que tras muchos años de investigación y desarrollo en el terreno del pan, la casa Bimbo ha conseguido dar con un producto que fue inventado hace aproximadamente 7.000 años en alguna parte de lo que es hoy Irak. No es un caso único. Hace unos años, McDonald’s inventó el pepito de ternera, el número uno en la jerarquía de los bocadillos españoles tras el montado y el bocata a secas. A ver si cunde el ejemplo, y las grandes empresas del rama de la alimentación vuelven a inventar todos los componentes de una dieta sana y sostenible.

2 comentarios:

  1. Que pena que la sostenibilidad de vuestra web la manengan becarios "sin remuneración". ¿Cómo se llama a la explotación en un movimiento sostenible? ¿Ironía?

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  2. La sostenibilidad de nuestra web se mantiene con escasas aportaciones voluntarias. Los becarios que colaboran lo hacen bajo un contrato de prácticas que valen entre 6 y 12 créditos académicos, dependiendo la universidad que provengan. ¿Ironía? ninguna, como a todos nos toca pisar la primera oportunidad de empleo, esta es una más. Algunos becarios nos hemos quedado trabajando en la Fundación, otros, la mayoría no les tocó; pero sabemos que para la mayoría la estancia en la Fundación les ha abierto otras opciones de trabajo o formación posterior.

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