miércoles, 10 de febrero de 2010

Algunas cosas van a cambiar


Al hilo de las diez o doce crisis superpuestas que nos azotan, ya empiezan a verse en el horizonte algunas señales de cambio esperanzador. Ahora mismo son imágenes borrosas y tendencias apenas despuntadas, pero con un poco de buena suerte pueden hacerse importantes en pocas décadas o incluso en pocos años. Es posible que veamos cosas como estas:

• El surgimiento del transporte público de calidad. El transporte público no penalizará a sus usuarios como hace ahora, sino que será rápido, cómodo y flexible. Estará basado en la combinación de todas las posibilidades actuales en una red ultraflexible que en la práctica funcionará como transporte a la demanda. Esto implicará a su vez el fin del dominio del coche sobre las ciudades y una reducción de un 90% de sus niveles de ruido.

• El derrumbe del motor de gasolina. Quemar petróleo para mover un vehículo parecerá dentro de poco tan antiguo como las hachas de sílex. Los motores eléctricos y de hidrógeno tomarán el relevo. Y eso ocurrirá también en la industria, hasta poner fin a la economía basada en la combustión.

• Agricultura de calidad en vez de agricultura de cantidad. Esto implicará muchas cosas, como dejar de usar pesticidas químicos y terminar con el maltrato de los animales de granja. La producción agrícola se diversificará y se aproximará cada vez más a lo que ahora entendemos por agricultura ecológica.

• Comida conectada con la naturaleza. Reflejarán el cambio de la industria alimentaria, desde la desnaturalización a la conservación cuidadosa de las características originales de los alimentos.

• Reciclaje multicanal de tipo “devolver el casco”. Cada residuo, salvo la materia orgánica, será devuelto directamente en la tienda que nos lo vendió. Naturalmente, eso será el fin de los embalajes inútiles.

• Modelo energético 100% renovable. Las energías renovables recuperarán su dominio absoluto, después del breve intervalo de reinado fósil. La energía nuclear tal como la concocemos se extinguirá poco a poco y, al final, tendremos un almacén mundial unificado de residuos nucleares, tal vez en alguna comunidad autónoma española.

Y así podríamos seguir un rato. Si creen que todo lo anterior es absurdo, recuerden la guerra contra el tabaco. ¿Quién podía imaginar hace 15 años que estaría prohibido fumar en todas partes menos ninguna? Pues así ha ocurrido. Se trata de aplicar el modelo de “fobia social súbita” a cosas como los tubos de escape vomitando humo, la comida basura, los tóxicos en los alimentos, los acúmulos de residuos o los artículos de usar y tirar. Son mucho más dañinos que el tabaco, desde luego.

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