martes, 9 de junio de 2009

Pánico renovable


Ustedes deben recordar el movimiento antinuclear, que tuvo su auge hace dos o tres décadas, que tenía como símbolo un sol sonriente rodeado por la leyenda ¡¿Nucleares? No, gracias”. En forma de chapa, se repartió por millones y fue sin duda el más conocido de los símbolos del ecologismo.

Hoy podemos ver el nacimiento de un nuevo movimiento, el antirrenovable. Los antirrenovables le tienen verdadero pánico a la idea de poner nuestro futuro, y el de nuestros hijos, en manos de “molinillos” y “plaquitas”. Los llamados despectivamente molinillos suelen tener unos 50 metros de altura, y las plaquitas solares producen tanta electricidad como una central nuclear (por ejemplo, Garoña), pero el sarcasmo queda.

El movimiento antirrenovable usa como argumento principal la inconstancia de estas energías. “No siempre sopla el viento” (completamente cierto), “el sol no brilla por la noche” (una verdad como un templo), etc. Ignoran que de un recurso aleatorio se puede sacar un suministro constante gracias a la tecnología. No hay recurso más aleatorio que el agua de lluvia en la mayor parte de la península Ibérica, y sin embargo nos apañamos para tener agua corriente casi todos los días del año.

Los antirrenovables pueden estar tranquilos. Podría darse la circunstancia de carecer simultáneamente de sol, viento y agua, pero eso equivaldría al fin del mundo, y entonces la cuestión energética sería la última de nuestras preocupaciones.

1 comentario:

  1. Por suerte para los inversionistas, la ignorancia de la población permite que se hoy en día se puedan cometer las mayores aberraciones pintadas de verde y con el sello de "sostenible".
    jlcortex

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