martes, 22 de abril de 2008

LIVING LA VIDA ECO


¿Cuánto cree que puede costar una bolsa ecológica? ¿2 euros? ¿3 euros? No, ¡hasta 550!

“Living la vida eco” es la nueva propuesta que hace la revista Vogue a sus lectoras. Inspirándose en el mensaje “la naturaleza es mejor que la cultura” de Franco Moschino en la década de los 80, la revista hace un repaso a las últimas tendencias de los grandes diseñadores: la eco-moda. En los diferentes artículos que publica en este mes de abril de 2008, Vogue se inclina por lo más trendy y chic del momento, es decir, todo producto, sea de vestir o cosmético, y toda actitud pro-medio ambiente.

La “tendencia orgánica” implica incorporar elementos de la madre naturaleza a diseños, desfiles, cremas (en forma de aroma, por ejemplo), etc., pero esto incluye todo lo que lleve motivos que evoquen a “cosas naturales”, es decir, que un broche con forma de rana (de Grassy), un tacón con forma de tulipán (de Prada) o un sombrero con estampado de flores (de Alexander McQueen), también son parte de esta revolución verde por el simple hecho de recordarnos que la naturaleza está ahí. Con esto no quiero decir que la moda no deba tocar este aspecto, porque la conservación del medio es algo que nos afecta a todos y cada persona debe promoverlo a su manera, sobre todo si, como en este caso, se tiene los medios necesarios. Lo que sí es criticable es que se impulse porque “está de moda” o que salgan artículos precisamente en Vogue porque los grandes actores y actrices de Hollywood marquen estilo y se hayan inclinado por este ahora.

Hay artistas, como Stella McCartney, que se niegan a confeccionar sus diseños con pieles o aceites contaminantes y que siguen una política no pasajera de acuerdo a sus principios. Esta diseñadora utilizó en su último desfile una serie de flores y arbustos exquisitos para crear ambiente y después, en lugar de tirarlos, los donó al paraje de la Boulogne para un plan residencial para gente con pocos recursos, un proyecto apoyado por Solidar Cité.

En España el ejemplo más claro es el de Adolfo Domínguez, ecologista convencido, que desde hace años promueve la responsabilidad social en su empresa para mantener una gestión medioambiental efectiva. Para él la naturaleza es el arte más sublime.

Algunas de las propuestas que hace Vogue son:

- Green Clothes: Es la ropa que se fabrica con materias primas como lino, algodón o fibras vegetales que se han cultivado con agricultura ecológica. Deben tratarse con tintes naturales para que el suelo, el agua y el aire reciban menos contaminantes. Evitan las sustancias alergénicas que provocan reacciones en la piel.
- El Hogar Sostenible: Construcciones que se ofrecen como desafíos e innovaciones en el ahorro de energía por medio del ingenio en el diseño o la aplicación inteligente de la tecnología. A la vanguardia se encuentra Brad Pitt con participando en el proyecto “Make it Right”, una iniciativa para construir 32 casas ecológicas en lugar de las devastadas por el huracán Katrina en la costa este de EEUU.
- “Neceser sostenible”, lleno de productos procedentes de materias primas, que no contengan ni perfumes ni colorantes sintéticos, siliconas o cualquier otro derivado del petróleo.
- “Efecto escudo”, un procedimiento para protegernos tratando la piel ante el cambio climático

Pero hay que tener en cuenta que todo esto va seguido de calificaciones como “in”, “chic”, “boho” o “trendy”, y que en el caso de la bici hasta se habla de un “dress code” para utilizarla. Todos los cosméticos del neceser sostenible tienen un precio superior a los 30 euros, algo que un ciudadano de a pie no puede invertir en una crema 150ml – en los mejores casos-, y además cada producto lleva la cara de una famosa actriz de Hollywood. En el caso de las “shopping bags”, unas bolsas específicas para ir a la compra (de marca), eso sí, de color verde, Vogue pone como mejor ejemplo la de la marca Hermes, “llena de glamour” y que cuesta 550 euros. Es de lona. En la misma página de la revista hay dos fotos: una de Lily Cole llevando una bolsa marcada como “trendy” -de nuevo- en la que pone “I´m not a plastic bag”, y otra de Naomi Watts llevando una bolsa “eco-chic” –siempre según la revista-. También se menciona brevemente lo que se llama “chic rústico”, una moda nueva en la que se utilizan los productos clásicos de la huerta como tomates, berenjenas o zanahorias para dar aroma a jabones y cremas, Eso sí, si sólo se llamasen productos rústicos sonaría a paletada, pero llevando el cansino “chic” delante, llevará a muchas lectoras al menos a probarlo...

Un artículo interesante es el que habla del cambio climático. Pero no del cambio climático que nos interesa a todos, sino el efecto que el cambio climático tiene sobre nuestra piel y la cantidad de productos que debemos comprar para evitarlo.

Ya por último creo que merece la pena nombrar la “eco ansia”. Es una situación de estrés provocada por la obsesión con la precaria situación del medio, la amenaza de extinción de las ballenas jorobadas, el calentamiento del planeta y problemas similares. Los síntomas son parecidos a los de una depresión, pero no hay que preocuparse, según Vogue, porque existe cura: la eco-psicología de la gurú Melissa Picket, una terapia a base de contribuir con pequeños actos y poco a poco con la salvación del medio: apagar las luces, reciclar o conducir menos.


www.vogue.es

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