En la Revista Ecologista nº 60, Francisco Heras Hernández escribe un artículo sobre la “Eficiencia tecnológica” en el que se comenta que no siempre una mayor eficiencia tecnológica reduce el uso de los recursos naturales.
Lleva razón al considerar que las mejoras tecnológicas (sistemas ahorradores de agua, viajes en AVE, compra de coches eficientes, etc.) no sólo pueden traducirse en una reducción de costes, en confort y reducción de servicios sino que llevan el “efecto rebote”: al ahorrar en un objeto o servicio podemos gastarlo en otro o usar el mismo con más frecuencia. Así podemos pensar que usar tecnología eficiente nos permite usarla más veces.
Esto me hizo recordar, a la hora del postre después de una comida opípara, que el café venía con endulcorante para cuidar la línea.
¿Tiene sentido esto?
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