martes, 25 de noviembre de 2008
Mejillones en vinagre
Todos estamos enterados del efecto invernadero y de sobra, pero otro efecto menos conocido causado por el exceso de dióxido de carbono en la atmósfera es la acidificación de los océanos.
Cuando emitimos CO2 al aire, además de propiciar el calentamiento global, alteramos la química de los océanos.
¿Cómo ocurre esto? Porque existe un equilibrio atmósfera-océano, y el CO2 pasa a disolverse en el agua cuando está demasiado concentrado en la atmósfera.
Al pasar al agua, se da un proceso químico de formación de ácido carbónico que hace bajar el pH (es decir, acidifica el agua) alterando así numerosos procesos naturales.
Los océanos absorben aproximadamente 22 millones de toneladas de CO2 al día de las 80 millones de toneladas generadas por las actividades humanas diariamente.
El pH del agua de mar es básico, variando entre 7,5 y 8,4.
Según los científicos, el pH de los océanos ha descendido en 0,11 unidades debido a las emisiones de dióxido de carbono, y esto peligra seriamente la vida marina. Se prevé además que para finales de siglo el pH se reduzca en 0,5 unidades.
La acidificación provoca el empobrecimiento de las aguas marinas en componentes fundamentales que necesitan muchos organismos para formar sus conchas y esqueletos. Así, los corales, cangrejos, estrellas de mar, erizos, plancton y otras especies marinas ven reducidas sus capacidades de supervivencia.
El efecto más grave que se produce es la deformación y disolución de los caparazones carbonatados de dichos organismos, de forma que sin sus corazas protectoras, son presas fáciles de los depredadores.
Para empeorar las cosas, muchos peces también se ven afectados por el descenso en el pH del agua, lo que arrastra a la cadena alimentaria marina entera, ya que tanto el plancton como los peces son la base de la cadena alimentaria oceánica.
Con esto vemos que nuestro planeta en realidad es frágil, y que pequeñas variaciones pueden conducir a grandes cambios que acabarán repercutiendo tanto en los animales y plantas como en nosotros.
¡Pensemos seriamente en el futuro! ¡No dependamos tanto de las fuentes de energía basadas en el carbono!
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