En el campo se vive mejor

El ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid –una joven ciudad cercana a la capital de España– se publicita como sostenible. Su último invento se llama Ecópolis.

El municipio de Rivas Vaciamadrid se enorgullece de tener en su territorio el Parque Regional del Sureste. El resto del municipio lo va a edificar en su totalidad.
El Ayuntamiento se enorgullece de tener planes de ahorro de consumo de agua. Pero el número de piscinas per capita es uno de los mayores de la Comunidad de Madrid.
El Ayuntamiento se enorgullece de tener actividades y talleres de educación ambiental en el centro Chico Mendes. El problema es que hay que llevar a los niños en coche porque está en uno de los puntos más alejado del municipio.
El Ayuntamiento se enorgullece de tener cerca de 40 km de carril bici. La realidad es que sólo se usa para ocio dominical y no como transporte.

Ecópolis habla de una huella ecológica reducida y sostenible. La huella ecológica de los ripenses es una de las mayores de la Comunidad de Madrid: proliferan las viviendas unifamiliares de gran tamaño, el consumo de agua el un 25% superior al de la ciudad de Madrid y el número de vehículos privados por hogar triplica el del centro de la capital.

Con el argumento de vivir en el campo porque se respira la naturaleza y se oye el canto de los pájaros la gente se va a vivir a municipos verdes que distan de su puesto de trabajo decenas de kilómetros, donde tienen que usar el coche hasta para ir a comprar el pan y donde hacer la más mínima gestión te supone usar el vehículo privado.

La sostenibilidad no consiste sólo en montar jornadas y congresos para hablar del marco teórico de aplicación de medidas ecológicas. Ni en vivir lejos de la contaminada ciudad. La sostenibilidad implica una huella ecológica reducida. Y el canto de los pájaros no tiene mucho que ver en ello.