martes, 5 de enero de 2010

El dilema del huevo


Coja una lupa, acérquese a la nevera y examine con atención el primer huevo de gallina que encuentre en el departamento correspondiente. Verá una secuencia de letras y números de color rojo en la superficie del huevo. Si el primer número es un 0 o un 1, está usted de enhorabuena: se trata de un huevo puesto por gallinas criadas en razonables condiciones de calidad de vida. Porque los animales también tienen calidad de vida, como los humanos. Si el número es un 3 o un 4, podrá estar seguro de que la corta vida de las gallinas que han puesto ese huevo ha sido cruel y penosa. Porque las gallinas también pueden llevar vidas crueles y penosas, como los humanos.

Si mira en la caja donde compró los huevos con el número 4, verá que pone algo así como “huevos procedentes de gallinas criadas en jaulas”. Las jaulas en cuestión miden unos 25 cm. de ancho y contienen dos o tres animales. Imagine dos o tres gallinas vivas pernoctando dentro de su microondas. Hay millares de jaulas superpuestas en hileras, ocupando todo el espacio disponible de las naves donde se crían. El total de gallinas en una instalación de este tipo puede ser fácilmente de 50.000. Los animales tienen el espacio justo para bajar el pico, recortado generalmente para evitar que se hieran a sí mismas o a sus compañeras de jaula, y comer de una cinta continua que les lleva un alimento cuya composición es mejor no saber con detalle.

Cualquier persona decente haría lo posible para no consumir jamás huevos procedentes de estas instalaciones. Están marcados en la caja y señalados con el número 4 en cada unidad. Pero hay un problema: cuestan de 1 a 2 euros la docena, según el tamaño, mientras que los clase 0 ó 1 salen por 3 ó 4. Pues bien , amigo, ha llegado la hora de sustituir la cantidad por la calidad. El huevo siempre fue un alimento escaso en España, hasta el punto que un dicho popular bastante siniestro decía “cuando seas padre, comerás huevos”. Más tarde la producción avícola se industrializó de tal manera que los precios bajaron tanto que, hacia 1985, el consumo de huevos era de unos 300 por persona y año. Un consumo tan exagerado no se podía mantener, y hoy en día es de unos 200. Y lo más seguro es que una cifra mejor para nuestra salud esté en un consumo de huevos en torno a los cien anuales, dos a la semana.

Usted no sabrá que hacer con todo el dinero que ahorra dejando de comprar tantos huevos, de manera que ahí va una sugerencia: inviértalo en comprar huevos de clase 0 ó 1. Su salud, y las propias y esforzadas gallinas, se lo agradecerán. Y olvidaba decir que también contribuirá a reducir notablemente su huella ecológica. Recuerde que compartimos el planeta con muchos millones de personas que también tienen derecho a comer bien.

1 comentario:

  1. tienes tanta ignorancia sobre el tema como mala uva.tu no has visto una nave de gallinas actual ni en foto.tampoco tienes ni idea de nutricion.no se en que trabajas tu ,pero seguro que tiene su vertiente negativa .seamos sensatos y pongamos a cada uno en su lugar.los mas interesados en que las gallinas esten bien son los avicultores,pues todo el mundo sabe(excepto ignorantes como tu)que cuando no estan bien baja la puesta.

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