martes, 25 de marzo de 2008

Turismo y desarrollo. No es fácil hacerlo bien


Recientemente se ha celebrado en La Casa Encendida de Madrid el curso Introducción al turismo como herramienta de desarrollo para ONGD, organizado por la Sociedad Española de Ecoturismo, con la colaboración de Rutas PANGEA y KOAN Consultores Turísticos. El curso ha tratado algunas de las cuestiones esenciales que afectan al turismo como herramienta de cooperación al desarrollo, apoyadas en casos prácticos de diversos países y situaciones.

Una preocupación permanente a lo largo de todo el curso ha sido la eficacia final de los proyectos de cooperación al desarrollo en turismo, pues, si bien los proyectos de desarrollo turístico sostenible son cada vez más numerosos, su éxito en el mercado a menudo dudoso. Desafortunadamente, muchas iniciativas bienintencionadas en materia de ecoturismo o turismo indígena apenas obtienen rendimiento comercial. Esto lleva a la práctica esterilidad de gran parte de las inversiones que se realizan en regiones como Latinoamérica y África.

Otra cuestión candente es el verdadero papel que juegan las poblaciones locales en estos proyectos, frecuentemente relegadas a papeles secundarios. Por falta de formación, por ausencia de tejido asociativo y por su escasa capacidad inversora, la población local apenas participa en las principales decisiones, quedando éstas en manos de agencias extranjeras de cooperación y entidades patrocinadoras como el Banco Mundial.

Por eso se estima que, para conseguir que el turismo responsable y sostenible sea realmente un elemento para mejorar la vida diaria de las poblaciones de acogida, es necesario que las diversas ONGD, fundaciones y organismos públicos de cooperación al desarrollo se pongan de acuerdo en unos modelos esenciales de acción y cooperación en el marco de la actividad turística, por difícil e incluso utópico que pueda parecer.

Tal y como se manifestó en este curso, la cooperación al desarrollo en el ámbito del turismo debe ser capaz a su vez de integrase con otros objetivos, como la plena integración de las mujeres, la armonización con el resto de las actividades productivas locales, el respeto a las culturas locales; así como considerar otros fenómenos globales como el cambio climático, la gestión eficaz del agua y la protección de la biodiversidad.

No cabe duda de que la problemática del desarrollo es de por sí muy compleja, y su interrelación con el turismo genera una mayor complejidad a escala planetaria. Es de esperar que desde este curso se genere una mayor formalización y continuidad de la colaboración entre los diversos actores de la cooperación al desarrollo, y desde algunas entidades ya se está trabajando en ello. Por supuesto, siempre en el marco de un turismo que sea capaz de garantizar la sostenibilidad ambiental, social y económica para las poblaciones locales y los destinos.

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