viernes, 24 de febrero de 2012

Mi nombre es Sarah, soy brasileña de la ciudad de Curitiba. ¿Nunca has oído hablar de Curitiba?

Bueno yo les contaré un poquito… Es una ciudad con poco más de 3,5 millones de habitantes, los cuales siempre van muy orgullosos por vivir en la llamada capital verde del Brasil. Aquí no tenemos el Carnaval, tan poco tenemos playas y casi no hace calor. Pero lo bonito que hay en esa ciudad es la preocupación de la gente con el medio ambiente. Desde niños nuestros papas y maestros nos enseñan a cuidar la naturaleza y nos llevan a los bellos parques que Curitiba ofrece. Pero aquí no necesitas ir a un parque para estar en contacto con el verde, los arboles están por todos los lados. Yo me acuerdo en la época del cole, había unos personajes llamados familia hoja, nos enseñaban a separar la basura, los colores de las papeleras y la infinidad de cosas que se puede hacer con lo que tiramos. Eso era todo lo que yo sabía sobre sostenibilidad. Para mi ser sostenible era poco más que preocuparme con lo que pasaba en mi casa y no tirar basura a la calle.

¿Pero que ha cambiado?
Yo hice una aventura por Madrid! Fui hacer las prácticas de la universidad en la Fundación Vida Sostenible. Ya en la primera semana empece a entender la cuestión ambiental en Madrid y en España, lo que me sorprendió fue ver que yo no tenia idea de cuantas iniciativas hay para mejorar el mundo en que vivimos, cuantas experiencias geniales que pueden impactar el ambiente de forma positiva. Pero en las reuniones que tuvimos también logré entender la responsabilidad que todo eso trae, decir sí a un proyecto ambiental es decir, “sí, yo me responsabilizo por impactar generaciones y generaciones de seres humanos que aún no están aquí para decidir por si mismos”. Uy que complicado es salvar el mundo, ojalá fuéramos el superman y tuviésemos poderes para cambiar el efecto invernadero, el hueco en la capa de ozono y para luchar contra la gente que echa basura a los ríos, que corta los arboles sin pensar en el futuro. Pero desafortunadamente no se puede hacer eso con super poderes y si con mucho trabajo. Yo aprendí que tengo que hacer lo mejor que pueda por ahorrar y por preservar vaya donde vaya. Cada uno es responsable por el futuro de ese planeta como lo conocemos ahora y si logramos hacer más que nuestra obligación quizá nuestros hijos y nietos tengan un mundo mejor que nosotros.

Ser sostenible es algo que puede parecer utópico, pues cuando aprendemos ahorrar agua, nos piden que ahorremos energía, y cuando aprendamos eso luego vendrá otra cosa. Pero como ha dicho Fernando Berri: “La utopía está en el horizonte. Me acerco dos pasos, ella se aleja dos pasos. Camino diez pasos y el horizonte se desplaza diez pasos más allá. Por mucho que camine, nunca la alcanzaré. Entonces, ... ¿para qué sirve la utopía? Para eso: sirve para caminar." . La sostenibilidad es eso, es la herramienta que nos hace caminar hacia el futuro, sin jamás parar.

1 comentario:

  1. Me gusta mucho la idea de vivir en un lugar realmente limpio; donde la gente haga un verdadero esfuerzo por mantener su entorno, ahorrar recursos, pasar lo aprendido a los niños y caminar hacia esa utopía, aunque nunca se alcance a plenitud. Que bueno vivir entre gente que está dispuesta a pasar una vida intentando encontrar algo que vale la pena.

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