jueves, 3 de septiembre de 2009

Lecciones de la pesca sostenible

La sostenibilidad alcanza niveles fácilmente entendibles en algunos casos concretos como el de la pesca. En un sistema relativamente sencillo (un medio homogéneo como el mar, una cadena alimentaria más simple, un espacio de actuación amplio y la bendita limitación de que el hombre no respira bajo el agua) es posible calcular de forma sencilla cuántos peces podemos pescar al año para continuar haciéndolo al año siguiente. En este caso sostenibilidad económica, ecológica y sentido común van de la mano. Ningún pseudo-héroe se aventura a cuestionar una verdad tan evidente como la de que la pesca insostenible está sobreexplotando y colapsando los ecosistemas marinos. ¿Por qué? Porque ese colapso ecológico se traduce inmediatamente en colapso económico. Y recuerden lo de inmediatamente.

Hace unos meses, un estudio de la revista Science reveló que tras la crisis de hace algunos años en la que se evidenció el saqueo de muchos caladeros, las restricciones a la pesca han dado buenos resultados en algunos sitios. No es para echar cohetes, pero al menos no ha ido a peor. Del estudio se sacan conclusiones muy didácticas. La revista comenta “Sabemos que se pueden pescar más peces con menos esfuerzos y menos impacto si permitimos que las poblaciones sobreexplotadas se recuperen”. Cualquier economista o empresario feroz puede leer esa frase de esta forma: “aplicando criterios de sostenibilidad, aumentamos la producción y reducimos los costes”. He ahí la panacea. Evidentemente no es tan sencillo, y aquí entra la ventaja de la “inmediatez” de los sistemas marinos. Si este año te excedes, el año que viene no comes. Tristemente el resto de ciclos de la Tierra, como el del carbono, suelen ser sistemas mucho más lentos y con muchos más engranajes, pero el resultado es el mismo. La “no inmediatez” de estos ciclos es lo que hace posible que en el cambio climático, por ejemplo, sí existan héroes que abanderen un negacionismo con fines económicos. Creen con razón que, con algo de suerte, cuando el sistema colapse, ya estarán muertos o ya habrán llenado el buche para aguantar el chaparrón. Además, nadie se acordará de lo que dijeron. Quién sabe, tal vez sus nietos sí lo hagan y callen por vergüenza.

1 comentario:

  1. Bueno, esperemos que al menos de esta menera les entre en la moyera.

    Por lo que he leido ciertos caladeros sí qu se han recuperadod e una manera asombrosa. Sobre todo porque los depradadores naturales casi habían sido extinguidos por el hombre.

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