Cuando Renault empapeló las ciudades con carteles con una cuenta atrás para la llegada del coche eléctrico, supimos que ya era definitivo. Después supimos del famoso complot de espionaje entre la marca francesa y China, y de pronto resultó que lo que parecía un juego iba tomando tintes serios, de políticas estratégicas, grandes números y futuro eléctrico. Pero no se sabe bien por qué aquel complot resultó ser una especie de tomadura de pelo de proporciones diplomáticas. Una broma de mal gusto. Y algunos jefazos de fábricas de coches que habían apostado fuerte por la tecnología eléctrica, soltaron a la prensa un par de comentarios despectivos sobre las baterías y los puntos de recarga, recolocando en su sitio al hermano mayor, el ya anciano motor de combustión, quizá celoso o temeroso de una jubilación en breve. Las expectativas, las políticas, los datos y, especialmente la prensa, bailan entre apostar por un motor de petróleo eficiente aunque todavía contaminante, o por un motor eléctrico limpio y silencioso.
Ahora en marzo, el salón de Ginebra vuelve a tomar el pulso al mundo del motor comercial, y frente a algunos pronósticos, las novedades en híbridos y eléctricos superan a las novedades convencionales.
Ya hemos cruzado el punto en el que no se trata de una moda. Ya hay vehículos vendiéndose, y lo que es más importante, ya están fabricándose. El precio de las baterías parece ser uno de los puntos débiles, pero ya asistimos a problemas semejantes con otras tecnologías novedosas en su día (ordenadores, móviles, pantallas planas): Los primeros modelos serán difíciles de vender en masa, pero ya se prevé que la autonomía de las baterías de los coches aumente entre un 20% y un 30% cada cinco años y que los precios se reduzcan un 50% en el mismo período. Hasta entonces, las flotas de empresas asumirán el papel de pioneros.
Seguro que nos espera algún que otro bandazo más, otro pequeño retraso añadido y que el coche eléctrico tenga que compartir garaje con el coche de petróleo más tiempo del que esperábamos, pero ya hay una tendencia clara: El futuro ya es eléctrico.
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