Parece que, tal y como lo conocemos, sí. Suele decirse que el turismo moderno se “inventó” el 5 de julio de 1841, cuando Thomas Cook fletó un tren para llevar a un grupo de abnegados militantes a un congreso contra el alcoholismo. Este primer viaje organizado, que incluía billete de tren, merienda, partida de críquet y baile, tuvo tanto éxito que, 166 años después, se contabilizan 900 millones de turistas. Para el año 2020 se estima que se llegue a los 1.600 millones de turistas, y que China (¡también en esto!) sea el principal destino turístico.
Pero, ¿seguirá creciendo el turismo durante muchos años? Puede ser que sí, pero ahí está el cambio climático que, de cumplirse las peores previsiones, tendrá un efecto directo sobre los flujos turísticos, sea para desviarlos de los destinos actuales a otros más septentrionales, sea para reducirlos, por voluntad propia de los ciudadanos, que opten por quedarse en casa o viajar a destinos más cercanos.
Se estima que el turismo mundial es causante del 5 % de las emisiones gaseosas que están provocando el cambio climático; 5 % de emisiones debidas fundamentalmente al transporte aéreo de turistas. A su vez, el cambio climático tiene una influencia directa y enorme sobre el turismo, como actividad que depende especialmente de las condiciones atmosféricas, por realizarse al aire libre en su mayor parte. Algunos de los efectos que se avecinan (aumento del nivel del mar, inundaciones de zonas costeras e islas bajas, disminución de las zonas esquiables,…) pueden tener consecuencias muy serias para ciertos destinos turísticos.
La Organización Mundial del Turismo (OMT) ya está hablando de los destinos neutros en carbono y de herramientas interactivas de turismo en línea. Son dos de las propuestas debatidas en la Segunda Conferencia Internacional sobre Cambio Climático y Turismo. El cambio de comportamiento de los consumidores, fomentando los viajes neutros en emisiones de carbono, se promoverá a través del Premio de la OMT “Ciberturismo contra el Cambio Climático”.
Puede que en el futuro nos limitemos a visitar los lugares soñados desde casa y a través de Internet. En ocasiones, porque esos lugares habrán desaparecido por efecto del cambio climático. Otras veces, porque prefiramos no viajar para no contaminar más. Nos veremos condenados al ciberturismo, tan diferente de las alegres excursiones que promovía T. Cook, a menos que paremos el cambio climático.
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