
Primero porque es una obligación. Y no hablo de conciencia ecológica, ni altruismo o buenas prácticas. Si al Ayuntamiento le sale bien la jugada, a partir de enero de 2009 se multará hasta con 750 euros a aquellos que no separen los residuos en casa. Y sí, habrá gente que se dedique a revisarlo.
Tras un asterisco detrás de los datos, en letra pequeña, el artículo afirmaba que ni el papel, ni el cartón ni el vidrio, los residuos con más facilidad para el reciclaje, llegan a Valdemingómez. No lo especificaba, pero evidentemente dentro de ese 100% que llega, están también todos los restos del contendor gris. Un 19% de la basura se incinera para aprovechar su energía, un 11,3% se recicla y el resto va al vertedero. No son los mejores datos posibles, ni deseables. Son criticables y muy mejorables pero son los que hay.
El titular de El Mundo dirige al lector a pensar en inutilidad del reciclaje, a la insumisión y al desprecio por el servicio de gestión de basuras haciendo un flaco favor al lector y a la ciudad que pretende informar. Los medios deberían ser más conscientes del poder de sus mensajes. Eganchar a un lector no es excusa para llevarle a ideas erróneas. Tienen una gran responsabilidad y deben informar con rigor mostrando todas las facetas posibles de la realidad que muestran. A lo mejor, cambiando ese “sólo” por un “ya”, un vecino más hubiese separado su basura en casa y contribuido a aumentar ese porcentaje.
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